jueves

VIDEO CASO GERADI


http://www.youtube.com/watch?v=ymjngwV3_-E

Este video muestra imágenes de las noticias que siguieron el caso de Gerardi.
La resolución del caso fue un logro para la justicia guatemalteca ya que por primera vez se acusó e implicó a personas del gobierno en fraudes, asesinatos y mentiras.

Juan José Gerardi fue conocido como el Obispo de la Paz por haber revelado el informe Guatemala, nunca más, en el que se señala a los aparatos de inteligencia militar como responsables de cientos de asesinatos en la guerra interna de Guatemala; fue ejecutado el 26 de abril de 1998 en la casa parroquial de la iglesia San Sebastián.

Por este caso fueron sentenciados el coronel Byron Disrael Lima Estrada, preso en el Hospital Militar; el capitán Byron Miguel Lima Oliva, quien a un año plazo podrá solicitar la redención de pena por 20 años de prisión que le impuso el Tribunal Tercero, hace 9 años, así como el especialista José Obdulio Villanueva, decapitado durante un motín carcelario en febrero de 2003.

En el mismo proceso fue sentenciado a 20 años de cárcel, por su presunta complicidad en el crimen, el sacerdote Mario Orantes, quien fungía como asistente de Gerardi.




lunes

Como fue Monseñor Gerardi

Pastor bueno y fiel.
Obispo como era, y que lo reconocían como “pastor bueno y fiel”, asumió en su vida la causa de Jesús y como Iglesia, trabajó siempre para superar divisiones y enfrentamientos; quería para Guatemala una gran comunidad de pueblos reconciliados.

Sabía escuchar.
Ciertamente, nos ha enseñado a vivir desde nuestras raíces; escuchaba, en situaciones en las que pocos parecen querer ya aprender lecciones, sino más bien darlas. No se clasificaba entre los hombres intelectuales, dedicados pacientemente a la investigación; no producía mucho, escribía más bien poco; pero sí era perspicaz, intuitivo, práctico, atento, con capacidad de escucha para saber discernir y decidir acertadamente.

Buen lector.
Siempre fue un gran lector, su buena biblioteca contaba con libros sobre temas actuales y bien fundamentados; le gustaba leer de todo: Teología, filosofía, doctrina social de la Iglesia, historia... Cuando las ideas le llamaban la atención, las subrayaba de forma muy intensa; ciertas expresiones las recogía con un círculo con bolígrafo... o anotaba alguna reacción al margen, como solía hacer con las hojas de ponencias en las que participaba.

Hombre de gran calidad interior.
No fue fácil su ministerio; el transcurrir de los años le permitió un doloroso aprendizaje, que si bien sembró en su corazón convicciones y amarguras, forjó también al hombre de fe y de una gran riqueza interior, forjado así, a golpes de realidades duras y complejas, hasta de incomprensiones cercanas, dentro y fuera de la Iglesia. Hablaba con unos y con otros; no era sectario ni hacía acepción de personas; su riqueza se encerraba más en el corazón que en la facilidad de palabra; tal vez le gustaba más pensar al no escribir mucho, “guardaba tanto en su corazón”, como María la Madre del Señor. Nunca vivió de prisas o intransigencias.

Hombre sereno.
En su corazón se encerraban el ideal y la duda; la convicción y la sospecha; el amor y la compasión. A pesar de ser un hombre de su tiempo, que fue evolucionando con los años en su modo de ver la realidad, no vivió sumergido en las nostalgias del pasado, ni en la desesperación del porvenir. La serenidad llenaba de objetividad sus afirmaciones, por lo general breves; tanto que algunos se le impacientaban, y lo acusaban de pasivo.

Vida y obra de Gerardi


Defensor de los humildes y perseguidos

“El sufrimiento de Cristo en su cuerpo místico es algo que nos debe hacer reflexionar. Es decir, si el pobre está fuera de nuestra vida, entonces quizás, Jesús está fuera de nuestra vida” (Juan Gerardi, 10 de marzo de1998).

En el arco de historia que le tocó vivir a Monseñor Juan Gerardi, vio crecer la organización de la Iglesia guatemalteca luego que las décadas de dictaduras liberales la pretendieron reducir a las sacristías; él mismo se distinguió por ser un pastor dinámico en La Verapaz y en El Quiché; participó en la III ª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Puebla de los Ángeles, México, del 28 de enero al 13 de febrero de 1979; allí, junto con otros Obispos y delegados de la Iglesia guatemalteca, renovó su compromiso con la opción preferencial por los pobres, a la que permaneció fiel toda su vida, no por ideología, sino por convicción evangélica. Superados los años dolorosos de su estancia como Obispo en El Quiché y el exilio, decidió ponerse al servicio de la Iglesia guatemalteca, esta vez acompañando al recién elegido Arzobispo de Guatemala: Monseñor Próspero Penados.

Una vez nombrado Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala, se comprometió de diversas maneras en la animación pastoral de la misma; participó en el Sínodo Arquidiocesano, pero sobre todo llevó adelante la creación y coordinación de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (1989), que durante varios años ha venido trabajando en beneficio de las víctimas de la violencia en Guatemala, y en la promoción y defensa de los Derechos Humanos. Como integrante de esta Oficina viajó durante varios años consecutivos a Ginebra, Suiza, con el fin de denunciar internacionalmente las violaciones a los Derechos Humanos en Guatemala, en las Asambleas anuales de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Esta actitud siempre le acarreaba críticas de algunos sectores guatemaltecos un tanto reacios. Sabemos que su preocupación fundamental era la protección del derecho a la vida, como supremo don de Dios, y junto a él todos los derechos sociales, económicos y culturales, que hacen del ser humano un sujeto libre por naturaleza allí donde Dios lo plantó.

Participó igualmente en algunos momentos del proceso de paz que se inició a raíz de la firma de los Acuerdos de Esquipulas II (agosto 1987) y la conformación de la Comisión Nacional de Reconciliación, presidida por Monseñor Rodolfo Quezada, a quien acompañaba Monseñor Juan Gerardi. . Fue gestor activo de muchos de los documentos más significativos de la CEG , a favor de la justicia, los derechos humanos, y la construcción de la paz en Guatemala. Aquellos que siempre se opusieron a la presencia de la Iglesia en el campo social, acusaban a Monseñor Gerardi de eclesiástico político, o cosas parecidas. En más de una ocasión, aparecieron “pintas” en las paredes de algunas de las calles del centro de la ciudad, contra Monseñor Gerardi. Este gran Obispo defensor de los Derechos Humanos, nunca se prestó a las ambigüedades de la política, ni transigía con la corrupción de poderes partidarios. Hombre de iglesia, en nombre de Dios, -sin decirlo ciertamente- reclamaba para los débiles, para las víctimas de la violencia, para los necesitados, los derechos que les eran propios.

Biografía
Una vida ejemplar
Nació en la Ciudad de Guatemala, el 27 de diciembre de 1922. Hijo de Manuel y Laura, quienes tuvieron cuatro hijos, Juan era el segundo.

A los doce años, insistió firmemente en que quería entrar al Seminario para ser sacerdote. Fue admitido en el Seminario Menor y siguió el camino de la formación para ser sacerdote sin interrupciones. Juan Gerardi terminó los estudios de filosofía en el Seminario de Guatemala y con una beca que le otorgaron, finalizó sus estudios de teología en el seminario diocesano de New Orleans, Estados Unidos.

Su ordenación sacerdotal tuvo lugar en la Catedral Metropolitana de Guatemala el 21 de diciembre de 1946. Los siguientes 20 años, el sacerdote Juan Gerardi conoció más el campo, la pobreza, la vida de los indígenas y la gente pobre, porque sirvióral, primero con Monseñor Rosell y luego con Monseñor Casariego.
Electo Obispo de La Verapaz el 9 de mayo de 1967; su ordenación episcopal fue el 30 de julio de 1967 y tomó posesión el 11 de agosto del mismo año. Encontró en La Verapaz una diócesis bastante pobre, con poca estructura y poca vida. Monseñor Gerardi decidió que su prioridad era trabajar con los indígenas y organizó por primera vez en aquella diócesis cursillos para catequistas, el movimiento de los Delegados de la Palabra de Dios y la Pastoral Indígena y junto a los agentes de pastoral organizaron la liturgia en lengua Q'eqchi'. Logró la autorización para una de las primeras radios católicas e impulsó la presencia de comunidades religiosas en la diócesis.

En septiembre de 1974 es elegido como Obispo de El Quiché y durante tres años continuó simultáneamente como Administrador Apostólico de La Verapaz. Las situaciones pastorales y sociales de El Quiché eran bastante difíciles. Eran los años en que la situación de la violencia crecía mucho en este territorio, uno de los más pobres de Guatemala.

En El Quiché la lucha entre ejército y guerrilla se volvía cada día más fuerte alcanzando situaciones terribles entre 1980 y 1983. Cientos de catequistas y directivos de las comunidades cristianas, casi todos mayas, fueron asesinados. Como se muestra en el informe del REMHI, el gran impacto de la violencia fue contra los líderes sociales, 90% de ellos, líderes civiles.

En 1980, siendo Monseñor Gerardi Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, viaja a El Vaticano para asistir al Sínodo de la Familia. A su regreso, se le prohíbe el ingreso al país, por lo que viaja a San Salvador, en donde no le dan asilo, y finalmente a Costa Rica, desde donde siguió siendo el Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala.

En 1982 pudo regresar a Guatemala y el 28 de agosto de 1984 fue nombrado Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala y también párroco de San Sebastián.
En 1988, la Conferencia Episcopal de Guatemala delegó a Monseñor Rodolfo Quezada Toruño y a Monseñor Juan Gerardi para participar en la Comisión Nacional de Reconciliación.

Llevó adelante la creación de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, que se preocupa hasta hoy de las víctimas de la violencia y cualquier violación a los derechos humanos. En este contexto, empezó el proyecto interdiocesano REMHI (Recuperación de la Memoria Histórica), al cual Monseñor Gerardi se dedicaba casi por completo, con la esperanza de conocer la verdad por medio de testimonios para el pasado no se repitiera más, ya que estaba convencido de que la paz y la reconciliación se lograrían solamente conociendo la verdad.

La presentación de los resultados de REMHI tuvo lugar el 24 de abril de 1998; el 26 de abril de 1998, Monseñor Juan Gerardi muere asesinado.


¡La Justicia es posible!
¿Por qué se recuerda tanto a Gerardi?


Seguramente más de alguna vez en tu vida has oído acerca de Monseñor Gerardi. Su vida y muerte han sido claro ejemplo de que la lucha por la libertad socio-política en Guatemala es posible. Representando fielmente en todo momento los valores cristianos, que se oponen a la desigualdad entre seres humanos, que sucedió de forma violenta en el país, desde el Conflicto Armado Interno, hasta el día de su muerte. Sin duda Gerardi demostró que se puede lograr más con cabeza y corazón que con poder y miedo. Además de demostrar que el liderazgo cristiano es un liderazgo que sirve a los demás a través del amor, la justicia y la verdad.

"Conocer la verdad duele, pero es sin duda una acción altamente saludable y liberadora." Una frase muy profunda que nos deja Monseñor Gerardi como legado de vida. Una frase que no sólo fue dicha, sino también vivida por Gerardi. Eso uno de los ejemplos actuales de un gran ser humano, que se convirtió en mártir para liberar a su nación de la mentira y la opresión.